Los principios de la educación Montessori fueron creados por la Dra. María Montessori, en Italia hace cerca de 100 años. Ella sugería que la infancia es un período en el que los niños pueden adquirir habilidades con mucha facilidad; que la meta de la educación infantil no debe ser llenar al niño con datos académicos previamente seleccionados, sino cultivar su deseo natural de aprender.
No se puede concebir la educación Montessori como mera transmisión de conocimientos, se busca educar a los niños para la vida, encontrar caminos para liberar las potencialidades del hombre.
Conceptos clave de la filosofía Montessori
En la filosofía Montessori trabajamos bajo los siguientes principios:
- Con un profundo respeto al niño, sus ritmos, intereses y necesidades.
- Hacemos un trabajo congruente con las verdaderas necesidades del niño, según el plano de desarrollo en el que se encuentra.
- Siempre impulsamos la independencia y autodisciplina.
- Construimos una sociedad por cohesión, y ofrecemos una educación para la paz.
- Buscamos satisfacer la inquietud natural de responder a nuestra “misión cósmica” : encontrar nuestra participación como parte de un todo que incluye a todas las cosas animadas e inanimadas de nuestro universo.
El genio de Montessori recae en su comprensión de la necesidad de preparar un ambiente que libere y estimule la conducto autorregulada. El niño trabaja buscando satisfacer necesidades de crecimiento y exploración, el adulto sólo lo orienta y lo ayuda a trabajar solo, y prepara un ambiente propicio para estimularlo. Es por esto que somos guías no maestros.
La educación se realiza:
- Sin tareas o asignaciones: el interior del niño nace de su trabajo.
- Sin premios ni castigos: un niño sano no reemplazará la motivación interna por miedo o deseo.
- Sin competencia: la competencia sustituye la motivación interna por fuerzas externas.
- Sin exámenes ni pruebas: las pruebas destruyen fácilmente el interés intrínseco y pueden inducir miedo y ansiedad.
Participación de las guías y el ambiente preparado
Guías
Uno de los pilares para las guías de la filosofía Montessori es la observación, una habilidad que se adquiere a través de la práctica. Debe ser objetiva, precisa, consistente, espiritual (para poder observar la vida interna de un ser humano). Debe ser positiva, constructiva y respetuosa
De esta manera, deben transmitirle a cada niño el sentimiento de ser capaz de actuar sin depender de un adulto para que con el tiempo sean curiosos, creativos y aprendan a pensar por sí mismos.
Ambiente preparado
Otro elemento fundamental de la filosofía Montessori es el material de desarrollo, el ambiente preparado, la libre elección, la preparación del maestro y la “educación cósmica”.
Las características de este ambiente le permiten al niños desarrollarse sin la asistencia y supervisión constante de un adulto
El ambiente está diseñado y preparado específicamente para cada una de las etapas del desarrollo, para que el niño pueda satisfacer las necesidades propias de cada etapa y avanzar a la siguiente por sí sólo.
Los conocimientos no son impuestos, son percibidos por los niños como consecuencia de sus razonamientos mediante la información existente.
Material de desarrollo
María Montessori elaboró un material didáctico específico que constituye el eje fundamental para el desarrollo e implementación de su método. Diseñado a fin de captar la curiosidad del niño, guiarlo por el deseo de aprender.
Pueden ser utilizados individualmente o en grupo para participar en retroalimentación. Casi todo el equipo es autocorrectivo, de manera que ninguna tarea puede completarse incorrectamente sin que el niño se de cuenta de ello (una tarea incorrecta encontrará espacios vacíos o piezas sobrantes). Los ejercicios pueden repetirse infinidad de veces permitiendo la comprensión mediante repetición.